Los resultados de este artículo sugieren que las transgresiones a los derechos humanos de los migrantes se intensificaron en México a partir de la “guerra contra las drogas” y que la migración indocumentada se ha convertido en una industria para la criminalidad organizada que los extorsiona, secuestra y termina privando de la vida. (…) Encontramos que la migración indocumentada constituye una industria para las redes criminales que tratan de subsistir ante la guerra contra el narcotráfico. En su afán de ser más poderosos y sobrevivir ante este enfrentamiento con el gobierno, los cárteles y grupos organizados buscan a la población más vulnerable. Estos delincuentes se han enfocado en los migrantes porque saben que son población indocumentada, que tiene que permanecer anónima; además, pueden ser secuestrados y sus familiares extorsionados para pagar su rescate.